martes, 10 de enero de 2017

impenitente


foto: LFC (en Perú, 2010)

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impenitente
por encima de todo
sigue su ruta
sbq responde
humilde y fiero

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CUCÚ
(poemas de LAS AFUERAS)


Que se haga la noche
y que la luz se encienda
con ese clic monótono
de los interruptores,
tener un grifo en casa
que despache agua a chorros
con el giro sencillo de una llave,
dejar tu cuerpo al sueño
en un colchón mullido…

son cosas tan normales
en nuestro ardor caucásico,
que apenas percibimos
su valor.

La niña se agarraba
muy fuerte de mi mano,
me miraba asombrada
de mi palor de gringo.
No me quería soltar
porque yo suponía
la luz, el agua limpia,
el colchón de sus sueños.

Me miraba a los ojos
y no decía nada
–más tarde me explicaron
que no hablaba jamás–

Yo me quedé prendado
de su sonrisa abierta,
de sus ojos bellísimos…

Cuando volví a mi tierra,
donde la luz no importa,
donde el agua no importa,
donde el colchón no importa,
recibí un vídeo suyo
en el que me decía:

‘Te quiero mucho, Cucú’.

©LFC 2017
(publicado en fb por el autor. SBQ=Cucú)

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47 SOBREVIVIR

En una sociedad como la nuestra,
la sangre, la tristeza, se derraman
en el asfalto de las vacaciones,
en el tiro en la nuca, o entre bombas…;
y a veces por el hierro de los trenes,
o divergencias de los aviones…
Nunca sabremos lo que nos espera
tras esa esquina, o en la encrucijada
de cualquier laberinto existencial.
Rendimos homenaje a la rutina,
madre de la costumbre. Confiamos
al sol el despertar de cada día,
hasta que todo tiembla, y no hay seguros
para permanecer entre los vivos.
Nos llegan los rumores de las guerras
con sus dificultades, sus penurias,
los tiros, los heridos, los entierros
tumultuosos de desesperanza,
el oleaje humano desangrándose
por los desaguaderos del exilio
en busca de la paz en otra parte.
Mueren los corazones y las casas
rotos entre los huérfanos adultos
y el llanto de mil niños destrozados…,
pero esa guerra no parece nuestra
hasta que sus escombros nos salpican.
La vida no será segura nunca
ni para el corazón, ni para el cuerpo;
la esencia de la vida es aventura
compartida en un campo de batalla,
que puede ser la calle, o nuestra casa:
amigos, compañeros…, los esposos.
Seguridad es una meta móvil
de pié ligero y brazos huidizos.
Por eso, celebremos el presente
que nos permite estar junto a los nuestros
burlando los azares del destino;
pero lancemos ese cabo al agua,
(quién sabe si mañana serán ellos…),
y abramos nuestras puertas al extraño
habitante que viene destrozado
a mudarse ahí, al lado, jadeando,
a celebrar que no perdió la vida,
en cumplimiento de su buena suerte.

©pbernal

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